En la industria naútica en muchas ocasiones surgen conflictos difíciles de gestionar. Algunos de ellos terminan en dolorosas batallas. En este post te sugerimos algunas herramientas para desescalar el conflicto, como solemos hacer en los procesos de mediación en el sector marítimo.

“El conflicto no es el problema; el problema es cómo lo manejamos.”

— Kenneth Cloke (experto en mediación y resolución de conflictos)

Cuando surgen las desavenencias

Hace unas semanas, en una reunión técnica a bordo de un yate de gran eslora, surgió un momento de tensión. Un jefe de máquinas expresaba con firmeza que no autorizaría una reparación tal como se estaba planteando. El representante del astillero, por su parte, defendía que era la única solución viable. Ambos hablaban con razones, con experiencia, con conocimiento… pero el ambiente se tensaba como una amarra al virar el cabrestante.

No era un simple desacuerdo técnico. Era algo más profundo: una dificultad para tomar postura sin desautorizar al otro. Una falta de espacio para el matiz. Una comunicación que, sin quererlo, empezaba a polarizarse.

La forma de comunicarnos marca la diferencia

En el sector náutico esto ocurre más de lo que parece. En la sala de máquinas, en el puente, en las reuniones de despacho o en el varadero. Hay decisiones difíciles que tomar, intereses que se cruzan, egos que se activan. Y la forma en que nos comunicamos puede marcar la diferencia entre un conflicto gestionado y una crisis abierta.

Actitudes que ayudan a rebajar la tensión

La clave no está en evitar la confrontación, sino en cómo nos posicionamos. Esta manera diferente de ver la situación, es una de las herramientas que utilizamos en los procesos de mediación en el sector marítimo.

¿Es posible decir con claridad lo que pienso sin levantar un muro delante del otro?

En mi experiencia, sí. Y hay ciertas actitudes que ayudan:

  • Hablar desde lo vivido y no desde la imposición. Contar lo que observamos, lo que nos preocupa, lo que valoramos, sin necesidad de “ganar” la discusión.

  • Escuchar de verdad, no para contestar, sino para comprender lo que hay detrás de la postura del otro.

  • Aceptar que podemos no estar de acuerdo… y aun así respetarnos y trabajar juntos.

  • Y sobre todo, mantenernos en relación, incluso cuando hay tensión. No cortar el diálogo. No caer en el “todo o nada”.

Una intervención temprana es fundamental

Ahora bien, hay otro elemento clave que a menudo pasamos por alto: el momento.

Muchas veces sabemos que hay algo que chirría, que hay una conversación pendiente, que una situación nos incomoda… pero lo dejamos estar. “Ya se calmará”, “mejor no remover las aguas”, “no es el momento”. “El tiempo pone las cosas en su lugar”. Y ese retraso va generando más tensión, más distancia, más malestar.

En un entorno tan interdependiente como el marítimo, donde cada pieza humana y técnica forma parte de un engranaje común, dejar pasar lo que incomoda suele salir caro.

Cuanto antes abordemos esas conversaciones incómodas —con respeto, claridad y apertura—, más margen tendremos para reparar antes de que se rompa algo. No se trata de confrontar por confrontar, sino de impedir que el conflicto crezca en silencio. De no permitir que una molestia pequeña se convierta en un problema enquistado.

Cambio de enfoque

Volviendo a la escena inicial, lo que desbloqueó la situación no fue un argumento técnico, sino un cambio en el enfoque. Uno de los interlocutores bajó la velocidad de su discurso, respiró, y dijo:

“Entiendo tu preocupación, y te agradezco que la pongas sobre la mesa. ¿Podemos ver juntos cómo garantizar lo que ambos queremos: seguridad y fiabilidad?”

Con esa frase, se produjo un giro crucial: se dejó de discutir posiciones (qué hacer y cómo hacerlo) y se empezó a hablar de necesidades (qué es importante para cada parte). Esa simple apertura a buscar un terreno común, sin invalidar al otro, desbloqueó la conversación y permitió encontrar una alternativa que atendiera a todos.

No fue magia. Pero el ambiente cambió.

En la mar, hay veces que el viento no sopla a favor. Pero eso no significa que tengamos que ir a la deriva. Podemos tomar un rizo, trimar las velas acorde al nuevo viento, trazar un rumbo común… y navegar el conflicto con dignidad.


Resolución de conflictos y mediación en el sector marítimo

En Orienta PDV acompañamos a profesionales y equipos del sector náutico y marítimo a mejorar su comunicación, prevenir conflictos y afrontar con éxito conversaciones difíciles. A través de talleres, mediación y asesoramiento personalizado, te ayudamos a transformar los momentos de tensión en oportunidades para reforzar la confianza y la colaboración.

¿Tienes una conversación pendiente que te pesa? ¿Un conflicto que empieza a agitar las aguas? Quizá es momento de abordarlo… en lugar de evitarlo.

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