La influencia de la escucha empática y las proyecciones

¿Escuchas realmente o proyectas tus ideas? En este post te propongo un experimento para descubrir cómo nuestras percepciones afectan la comunicación. Una herramienta esencial para mejorar relaciones… y para una mediación eficaz, también en el sector náutico.

Para empezar, un experimento

Hoy me gustaría proponerte un experimento. La invitación es la siguiente: observa detenidamente la imagen que hay a continuación y permanece con ella el tiempo que necesites. Aunque sientas la tentación de seguir leyendo, quédate con la imagen. Obsérvala hasta que la hayas “agotado”.

¿Qué ves en la imagen? ¿Qué te dice? ¿Qué está sucediendo? ¿Hay conversación? Si la hay, ¿Qué se dicen las personas? ¿Qué están pensando? Observa con detalle todo lo que ves… y, sobre todo, todo lo que estás viendo, pensando, sintiendo o escuchando a partir de lo que la imagen te transmite.

la escucha empática en la mediación en el sector náutico
Observa la imagen: ¿Qué ves?¿Qué te dice?¿Qué está sucediendo?¿Hay conversación?¿Si la hay, qué se dicen las personas?¿Qué están pensando esas personas?¿Qué más información te llega?

Experimento, parte dos

Ahora viene la segunda parte del experimento: ¿puedes reconocer que la imagen es, en realidad, neutra? ¿Puedes ver que objetivamente nos transmite una información bastante limitada, comparado con todo lo que hemos proyectado sobre ella?

Probablemente todo lo que añadimos más allá de que hay seis o siete personas, el tipo de ropa que llevan, sus peinados, o que hay una chimenea —o quizás una televisión con una imagen de fuego— es una interpretación nuestra. Incluso lo de la chimenea podría ser una proyección mía.

La mayoría de las cosas que “vemos” en esa imagen no están sucediendo realmente. No sabemos qué ha pasado, por qué están ahí esas personas, ni qué piensan o sienten. Sin embargo, nuestro cerebro, con muy poca información objetiva, ha construido toda una historia. Una película digna de un Óscar.

Una llamada a la consciencia

¿A dónde quiero llegar con esto?

A que tomemos consciencia de cómo nuestras proyecciones, pensamientos, creencias, sesgos y prejuicios se cuelan constantemente en todo lo que vemos, oímos o interpretamos. Lo hagamos de forma consciente o no.

La propuesta es sencilla: la próxima vez que escuches a alguien —y más aún si es alguien importante para ti, como un cliente, una amistad, un familiar o un vecino—, hazte estas preguntas:

  • ¿Cómo estoy filtrando lo que escucho?
  • ¿Con qué intención estoy escuchando?
  • ¿Quiero que la conversación termine rápido?
  • ¿Estoy pensando en la solución que voy a ofrecer?
  • ¿Quiero contar mi experiencia parecida?
  • ¿Deseo corregir o convencer?
  • ¿O simplemente estoy escuchando, con todos mis sentidos y presencia, lo que esa persona me está transmitiendo?

Los cinco niveles de escucha

Steven Covey, en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, describe cinco niveles de escucha:

  1. Ignorar: no se presta atención.
  2. Fingir escuchar: se aparenta atención sin estar realmente presente.
  3. Escucha selectiva: solo se oye lo que interesa.
  4. Escucha atenta: se presta atención al contenido verbal.
  5. Escucha empática: se comprende desde el marco del otro, con conexión emocional.

En la mayoría de situaciones, nos movemos entre los niveles 1 y 3. A veces alcanzamos el 4. Y solo en contadas ocasiones llegamos al 5.

Si queremos relaciones de calidad y que las personas realmente se sientan escuchadas, el reto es practicar ese nivel más profundo: la escucha empática.

Escucha empática: más allá de las palabras

Escuchar empáticamente requiere ir más allá del discurso superficial. Implica observar nuestras propias proyecciones, ponerlas a un lado y abrirnos a comprender lo que realmente está viviendo la otra persona.

Cuando logramos conectar con lo que es importante para el otro, con sus necesidades profundas —incluso aunque esa persona no haya sabido nombrarlas—, se produce una conexión transformadora.

Y aunque no acertemos del todo, el mero hecho de haber hecho el esfuerzo honesto de comprender, de ponernos en su piel, genera vínculo. La persona se siente vista. Percibe que hay una intención genuina de conectar y entender lo que está viviendo.

Esta capacidad de escuchar empáticamente y dejar a un lado nuestras proyecciones es especialmente valiosa en procesos de mediación, donde los conflictos suelen estar cargados de interpretaciones, emociones y malentendidos. En mi experiencia, esto es aún más evidente en entornos específicos como la mediación en el sector náutico, donde confluyen culturas diversas, jerarquías, tensiones bajo presión y estilos de comunicación muy distintos. Poder escuchar desde un lugar neutral y conectar con las necesidades reales de cada parte puede marcar la diferencia.

En palabras de Osho

Para cerrar este post, quiero compartirte unas palabras del místico Osho, que más allá de sus controversias, dejó reflexiones profundas. Ésta es sobre la escucha:

«Escuchar es uno de los secretos básicos para entrar en el templo de Dios.

Escuchar significa pasividad.

Escuchar significa olvidarte de ti completamente.

Solo entonces puedes escuchar.

Cuando escuchas atentamente a alguien, te olvidas de ti mismo.

Si no te puedes olvidar de ti mismo, nunca escucharás.

Puedes asentir con la cabeza; puedes decir sí o no, pero no estás escuchando.

Cuando escuchas, te conviertes en un canal, en una receptividad, en una matriz: te vuelves femenino.

Y para ‘llegar’, uno tiene que volverse femenino.

Tu no puedes llegar a Dios como invasor agresivo, como conquistador.

Solamente puedes llegar a Dios… o es mejor decir: Dios puede llegar a ti solamente cuando eres receptivo.»

Osho, A Sudden Clash of Thunder, Capítulo 5

 

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