Tengo un sueño (I have a dream):

que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por los rasgos de su personalidad. Tengo un sueño…

Martin Luther King

Con gran frecuencia cuando voy a empresas, organizaciones, estoy o trabajo con equipos y también con personas, escucho quejas, muchas quejas. Quejas contra montones de cuestiones. Quejas contra todo aquello que molesta, incomoda o perturba la paz y tranquilidad de la persona que exclama su queja. Y no solo eso, también escucho con frecuencia que cuando alguien expresa un problema o una preocupación a otra persona la respuesta típica que recibe. Es algo del estilo: “es que no te quejas”; “tienes que quejarte más”; “tienes que ser más asertiva y expresar tu queja a fulano”; y así un largo etcétera.

Con todo ello yo me pregunto, al quejarnos, aparte de indignarnos más y alterar a la persona a la que le expresamos la queja -si ésta está presente-, realmente ¿logramos algo productivo? Yo creo que no.

Con la queja nos centramos en lo que no queremos, situación que hace poner el foco a todas las personas en el sitio equivocado. En lugar de centrarnos en lo que sí queremos, en las soluciones, nos centramos y obcecamos en el problema.

La queja nos desempodera y nos sitúa en el papel de víctima. Así, damos todo el poder a la persona o situación que nos está desestabilizando: “porque tú…”; “es que el gobierno…”; “porque el jefe…”

La queja nos aleja de la otra persona y provoca que ésta se cierre y se ponga a la defensiva.

En definitiva, la queja, por muy habitual que sea y muy deporte nacional, al final resulta ser poco productiva y agradecida.

Imagino que muchas de las personas que estéis leyendo esto posiblemente os estéis quejando y pensando, sí muy bien, muy bonito majo, pero y si no me quejo, ¿Qué hago? ¿Qué hago con las injusticias, los problemas, las situaciones que quiero cambiar…?el deporte de la queja

Mi propuesta es mirar a las personas que han logrado grandes cosas, GRANDES, sin hacer uso de la violencia ni de la queja. Por ejemplo Martin Luther King en EEUU con la discriminación racial, o Nelson Mandela en Sudáfrica poniendo fin al apartheid. ¿Se quejó Mandela de que los blancos y el sistema le habían tenido encarcelado 27 años? NO. Se centró en lo que SÍ quería para su país y se puso a trabajar codo con codo con los que le habían encerrado para así lograr un país en el que todos pudieran vivir juntos.

Lo mismo hizo Martin Luther King, y como ejemplo está su famosísimo discurso “Tengo Un Sueño”. Fijémonos en que su discurso no es “Tengo Una Queja” (o muchas quejas, que a buen seguro tenía), los blancos bla, bla, bla, si no “Tengo Un Sueño”. ¿Cuál es mi sueño, qué es lo que yo quiero? Pone el foco en ello: una nación en la que sus hijos sean juzgados por los rasgos de su personalidad y no por el color de su piel, una nación en la que los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad

Transformando las quejas en sueños (lo que no queremos en lo que sí queremos) estamos poniendo foco en la solución y nos estamos empoderando ya que dejamos el papel de víctima. Ahora asumimos la responsabilidad de trabajar hacia lo que sí queremos. Deja de haber dos bandos (el malo, el que me fastidia, etc. y yo o el mío) y pasa a haber un objetivo, una búsqueda de solución. No vamos en contra de nadie, si no a favor de algo. Quien se suba al carro, estupendo, y quien no se quiera subir no pasa nada pues no estoy en contra de nada ni de nadie. Y sí estoy a favor de lo que quiero conseguir.

Bajando a la tierra y poniendo todo esto en un ejemplo práctico:

Si yo voy a mi jefe y le digo algo del estilo:

– Aquí no hay quien trabaje, siempre pasa lo mismo, no hay medios, no hay herramientas… esto es insufrible… esta empresa es un desastre…

¿Qué actitud creéis que va a tomar mi jefe? Lo más probable es que se ponga a la defensiva y empiece, como mínimo, a justificarse.

Si logro transformar mi queja en un sueño, en lo que sí quiero, y logro decirle algo del tipo:

– Para mi es importante rendir a fondo en el trabajo, trabajar con seguridad y comodidad a la par que contribuir a aumentar la productividad. Para ello me vendria muy bien un banco de trabajo, una fresadora y un juego de llaves fijas, ¿Qué podemos hacer al respecto?

No sé si mi jefe me va a dar lo que le pido, pero seguro que el mensaje lo va a recibir de otra manera y es muy probable que, como mínimo, me escuche y esté abierto a mi petición. A mi sueño.

A transformar quejas en sueños es una de las cosas que trabajamos en las sesiones de mediación, logrando así que las partes implicadas puedan escucharse unas a otras.

Esta también es mi invitación para tu día a día: antes de expresar una queja, ¿puedes convertirla en un sueño? Estoy convencido de que sí, y que así va a mejorar mucho tu calidad de vida.

OrientaPDV trabaja para la resolución de conflictos, muchos de los cuales están basados en las quejas. No dejes de comentarnos mailto:info@orientapdv.es si podemos ayudarte a resolverlos.

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