Conoce a través de esta situación cómo algunas herramientas de mediación pueden ser útiles en la resolución de conflictos en las juntas de vecinos.
Hace unos días tuve una junta de vecinos en mi comunidad. Creo que todos los que estáis leyendo esto os podéis imaginar lo que ello supone. Para los que aún no habéis tenido la “suerte” de asistir a una junta de este tipo, ¡enhorabuena! Por otro lado, os invito a seguir leyendo, ya que lo que os propongo puede ser de gran utilidad en el futuro, o incluso ahora, si os encontráis en una situación similar.
“En el conflicto, no busques vencer, sino convencer.”
Aristóteles
¿AMENAZA O SOLUCIÓN? LO QUE TU VECINO NUNCA ENTENDIÓ EN LA ÚLTIMA JUNTA
Las juntas de vecinos son, sin duda, un escenario donde los ánimos pueden caldearse rápidamente. Incluso si eres de los que logran mantener la calma en situaciones tensas, es muy probable que acabes sintiéndote frustrado, hastiado y con ganas de abandonar la sala después de escuchar la misma discusión repetida por enésima vez, sin que se llegue a ningún acuerdo. Ya sea que se debatan reparaciones, cuotas o, simplemente, quién dejó la basura en el pasillo, estas reuniones suelen ser el caldo de cultivo perfecto para malentendidos y tensiones.
En este post no voy a hablarte de cómo prepararte mentalmente con meditación o yoga antes y después de la junta, ni de cómo lograr que ese vecino impertinente, pesado o prepotente se calle y os deje tranquilos (aunque todo eso pueda ser útil). Si hay algo que he aprendido con los años, es que no podemos cambiar a nadie. De hecho, la receta perfecta para generar conflictos y tensiones es precisamente esa: intentar cambiar al otro. Pretender que tu vecino sea diferente de quien es solo genera malestar y desavenencias.
Por tanto, con esta perspectiva en mente, quiero proponerte cosas que tú sí puedes hacer para la resolución de conflictos en las juntas vecinales, facilitar la vida a tus vecinos, mejorar la dinámica de la junta y, de paso, aumentar las probabilidades de que tus propuestas sean escuchadas y tenidas en cuenta.
Ejemplo práctico en la resolución de conflictos en las juntas de vecinos
La última junta de mi comunidad, que inspira este post, fue bastante movida. Había serios desencuentros entre varios vecinos, lo que generó tensiones, discusiones interminables y el rechazo mutuo a casi todas las propuestas. Imagínate el ambiente. Tras una larga reunión, ya bastante agotados (al menos yo), llegó el turno de ruegos y preguntas.
Aquí, un vecino tomó la palabra y, sin introducciones ni paños calientes, comenzó amenazando con denunciar a la comunidad:
—¡Voy a denunciar a la comunidad!
Su tono era elevado, agresivo y cargado de exigencia. A continuación, explicó sus motivos:
—La rampa del garaje está resbaladiza y, cada vez que bajo con la moto cuando está mojada, me juego el físico. Si me caigo, denuncio a la comunidad, y os vais a tener que atener a las consecuencias.
Sin un mínimo de cortesía o apertura al diálogo, su discurso se limitó a repetir, una y otra vez, su amenaza de denuncia. Aunque su preocupación por la seguridad era legítima, su actitud me generó toda una tormenta de pensamientos:
“Adelante, pon la denuncia, valiente. A ver qué pasa. La gestión la llevará el seguro de la comunidad, pero prepárate para gastar tiempo y dinero en abogados y juicios. Esa rampa lleva así desde que compraste la casa, y nunca antes has dicho nada. Vas a tener que esperar años a que haya un juicio. Y luego en juicio a ver qué pasa. El garaje está legalizado y ha pasado todas las inspecciones administrativas pertinentes con esa misma rampa, y en 20 años ni has dicho nada ni ha pasado nada, por lo que toda tu actitud es pura fanfarronería, fuera de tono, y sin la mínima consideración por tus vecinos.”
A pesar de las ganas de responder en el mismo tono, me detuve a reflexionar:
¿No sería eso entrar en el juego y la misma actitud del vecino? ¿Responder así solucionaría algo? ¿Facilitaría la junta? ¿Me gustaría que esta fuese la forma en que me relaciono con mis vecinos, por muy irrespetuosos que sean?
Un cambio de enfoque para la resolución del conflicto
En lugar de entrar en el juego, decidí mirar más allá de su actitud y preguntarme:
¿Qué tan mal lo debe estar pasando esta persona para expresarse de esa manera? Está claro que la situación de la rampa le preocupa, y con razón: representa un riesgo para su seguridad y la de otros vecinos.
Desde esa perspectiva, pude empatizar con su preocupación, aunque no compartiera en absoluto sus formas. Así que apoyé su propuesta. Esto añadió un valor importante en la gestión del conflicto potencial en la junta de vecinos.
Con ello:
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Acorté la reunión, ya bastante tediosa.
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Y aprobé una mejora en la seguridad que beneficiaría a toda la comunidad.
Gestión de conflictos en las juntas de vecinos: Transformar quejas en propuestas
¿Cómo podría este vecino haber planteado su preocupación de una manera más efectiva y menos conflictiva? Aquí es donde me gusta aprender de quienes han logrado grandes cosas sin recurrir a la violencia, la queja o la amenaza, como Martin Luther King o Nelson Mandela.
Por ejemplo, Mandela no se dedicó a quejarse de los años que estuvo encarcelado ni amenazó a quienes lo encarcelaron. En cambio, se enfocó en construir un país en el que todos pudieran convivir. Lo mismo hizo Martin Luther King con su famoso discurso “Tengo un sueño”. No dijo “Tengo una queja” o “Voy a poner una denuncia”. Puso el foco en lo que quería lograr.
Transformar una queja en un sueño cambia por completo el enfoque. En lugar de atacar, se busca una solución, dejando atrás el papel de víctima para asumir la responsabilidad de construir lo que deseamos.
Una propuesta diferente para tratar conflictos en las juntas de vecinos
Imagina que mi vecino hubiera dicho algo como esto:
“Sé que estamos todos cansados tras una reunión larga, así que gracias por escucharme. Tengo una preocupación importante para mí y creo que también para toda la comunidad. Seré breve. La rampa del garaje, cuando está mojada, es muy peligrosa, especialmente para los que usamos moto. He estado a punto de caerme varias veces, y me preocupa mucho que pueda ocurrir un accidente serio. Me gustaría pedir a la comunidad que consideremos soluciones para mejorar la seguridad de todos.”
¿Qué efecto habría tenido esta forma de expresarse? Seguro que mucho más positivo.
Conclusión
Cuando plantees cuestiones importantes en una junta (o en cualquier situación), mi sugerencia es:
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Empieza empatizando con los demás.
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Formula tu propuesta en positivo, enfocándote en lo que quieres lograr y no en lo que no quieres.
Así, no solo aumentas las probabilidades de ser escuchado, sino que también contribuyes a una convivencia más armoniosa. ¡Sueña en grande y actúa en positivo!
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